miércoles, 26 de julio de 2006

¿Los más libres? los que siguen a la Iglesia

En un libro-entrevista a Benedicto XVI -entonces cardenal Ratzinger- he encontrado esta pregunta-respuesta, que me ha parecido muy sugerente:

Que la fe se oponga con tanta frecuencia al espíritu de la época, es una cosa. Pero mucho más todavía se opone el espíritu de la época a la fe; y esto ni siquiera es tan nuevo. Guardini escribió: «Quien viva con la Iglesia sentirá al principio un cierto enfado, impaciente de que ella lo sitúe una y otra vez en oposición a lo que quieren los demás». El creyente incluso se sentirá un retrógrado frente a la opinión dominante, que en principio se considera siempre lo más moderno. Guardini pensaba: «Pero cuando se le cae la venda de los ojos, se da cuenta de cómo la Iglesia libera a los que viven con ella de la fascinación del poder temporal y los sitúa dentro de lo duradero. Es curioso, nadie es más escéptico e íntimamente independiente contra “lo que dicen todos", que el que vive de verdad con la Iglesia».

Sí, esto trasluce también rasgos autobiográficos. Guardini estudió en una época en la que la herencia liberal estaba muy viva en la teología católica. Uno de sus maestros en Tubinga, llamado Koch, estaba muy influencia do por ella. Como es natural, también Guardini, como joven que era, estaba de parte de ese profesor. Está claro que los estudiantes se solidarizaban con un profesor que proclamaba lo nuevo con más libertad y osadía, liberándolos de las ataduras de la tradición y cruzando de ese modo las espadas con Roma.

Pero en el curso de su carrera, en el que le acometieron grandes dudas de fe, Guardini vio finalmente en la liturgia a la auténtica Iglesia. Y sin renunciar a su especial afecto por ese profesor, como él mismo reconoce, elaboró una posición antiliberal, porque consideró que la Iglesia es, en el fondo, el único poder realmente crítico de la historia. Y que caminar con ella, entrar en ella, confiarse a su fe -supuestamente actos de infantilismo y dependencia- constituyen en realidad la mayor independencia del espíritu de la época y suponen una valentía mayor que la que podría encarnar cualquier otra posición. Guardini es uno de los pioneros que tomaron la tendencia liberal en la teología. Durante un periodo que abarca más o menos de 1920 a 1960, despertaron un enorme gusto por la Iglesia, por co-pensar y co-creer en ella. En Guardini, personalmente, esto procede de la experiencia de haberse quitado la venda de los ojos y comprobar de repente: «Pero si esto es completamente distinto». Esto no es dependencia infantil, esto es valentía y libertad para oponerse a las opiniones imperantes, que al mismo tiempo nos proporcionan una base firme que no se ha inventado la Iglesia.

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