lunes, 28 de febrero de 2005

¿Un oscar para la eutanasia?

Lo siento mucho, pero no puedo alegrarme con el Oscar a Amenabar, porque entre otras cosas significa que muchas personas se van a reir de un amigo mío. Un amigo que lo está pasando muy mal. En efecto, el sacerdote tetrapléjico que aparece en la película -y cuya intervención produce hilaridad- existe, le conozco, es amigo mío.

Un director de cine es capaz de conseguir que el público se encariñe con un canalla, es capaz de conseguir que un asesino te caiga bien, es capaz de conseguir que la gente se ría de mi amigo, una persona que lleva con enorme dignidad la tragedia de ser tetrapléjico, pero que obviamente lo pasa mal. Pero que consiga eso eso no significa que sea un "buen" director de cine, al menos según el concepto de "bondad" que yo tengo.

La capacidad de manipulación del cine es muy alta. Deberíamos ver las películas con un poco más de espíritu crítico. Y las personas de ese mundo deberían ser más conscientes de su responsabilidad.

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